El Valor del Miedo

“El valor del miedo”

Por Viviana Martínez Minutti

 

Nadie me pregunto ¿Tienes miedo?; será porque la respuesta iba a ser que “Si”, “tengo miedo”.

Lo he sentido muchas veces. En algunos momentos ha sido un miedo muy pasajero, sabiendo que no iba a durar mucho, porque lo que iba a suceder era algo que tenía más amor y alegría que enfrentar.

Cuando he intentado hacer algo nuevo, que aunque yo estuviera buscando que sucediera, empiezo a cuestionar si es el momento, si es lo correcto, que hago haciendo esto, pero al racionalizarlo y pensar que es algo que yo quería hacer o que buscaba que sucediera, el miedo se va.

Cuando estoy corriendo una carrera, invariablemente en los primeros 5 kilómetros se presenta el miedo y la resistencia de lo que estoy haciendo hace que lleguen las preguntas: ¿Que hago aquí? ¿Porque se me ocurrió hacer esto??, “No voy a aguantar”, ¿porque lo haces?”. Pero si no le presto la atención y continuo en la carrera, la adrenalina y las hormonas, empiezan a hacer su papel y empiezo a disfrutar lo que estoy haciendo. Y se va.

He sentido varias veces miedo al presentar los exámenes académicos, antes de una presentación, revisiones médicas, hasta subiéndome a un juego mecánico. Lo he tenido al empezar un proyecto, al poner una exposición. Al hacer una fiesta y pensar que no va a llegar nadie. Al entrar a un hospital a visitar a un enfermo. Cuando suena el teléfono de madrugada. Al viajar y subirme a un avión, al subirme a un barco. Al casarme, al decidir tener familia, en cada parto de mis hijos.

También he sentido el miedo de no querer actuar por la costumbre y la comodidad.

Cuando estaba tomando una de las decisiones más importantes y difíciles de mi vida, que me iban a llevar a cambiar todo lo que estaba haciendo en ese momento por hacer un rompimiento, platicando con un amigo le dije: “Tengo miedo”, su respuesta fue: “Más miedo quedarte en donde estás y seguir con lo mismo”.

En algún momento del día siento miedo. Pero es ese miedo que te ayuda a andar con precaución, a salir a la calle alerta, a tomar una decisión correctamente, a frenarte para no cometer una tontería.

Pero el peor miedo que he sentido en toda mi vida, fue el miedo provocado por mis propios miedos. Aquel que me hizo dudar de mí misma, de mis capacidades y de mi propia existencia. El que me llevó a dudar de todo lo que estaba viviendo y me confrontó con lo que quería. Y fue cuando sentí por primera vez una depresión con ansiedad.

Esa sensación de miedo por el pasado que causa la depresión y a la vez un gran miedo por el futuro que te lleva a sentir ansiedad. Estás tan envuelta en esos sentimientos, que no te das cuenta que la única manera de quitarte los miedos es estar en el “Aquí y en el ahora”.

Cambiar los pensamientos obscuros, negativos y pesimistas, por pensamientos positivos, de luz y amor, e ir aceptando lo que se presenta en el momento. Ir resolviendo lo que vas viviendo, minuto a minuto, hora tras hora, día por día. Una cosa a la vez. Recuperando la fuerza y el valor.

Uno de los hombres que más he admirado en mi vida, dijo, “He sentido miedo, más veces de las que puedo recordar, pero siempre lo he ocultado tras una máscara de audacia”. Darme cuenta, que “El valor no consiste en no tener miedo, sino en ser capaz de vencerlo” así lo expresó Nelson Mandela.

Enfrentar al miedo, de frente y sabiendo que ese sentimiento me va a ayudar a aceptar que soy un ser humano con emociones y sentimientos, que al sentirlas es normal que se presenten en distintos momentos y que “El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino el que es capaz de conquistarlo” (N. Mandela).

El miedo me ha ayudado a salir de la zona de confort y de reconocer el valor que tiene en su momento, sentirlo y enfrentarlo, aprovecharlo y sentir el impulso que da cuando se necesita. Reconocerlo cuando es una advertencia ante un peligro y superarlo cuando las circunstancias en las que se presentó se hayan terminado.

Cuando aceptamos lo que estamos sintiendo, lo hacemos consciente, lo entendemos y lo hablamos, es ahí cuando pierde su fuerza e intensidad, y podemos seguir adelante mas fuertes y más seguros.